4 de enero de 2015

EL DAKAR 2015 Y SU PASO POR BOLIVIA.



La Razón (Edición Impresa) / Marco Fernández
00:00 / 04 de enero de 2015
El salar de Uyuni tiene una extensión aproximada de 12.000 kilómetros cuadrados, aunque para el visitante representa un mar de sal infinito.
Esta maravilla natural recibirá la llegada de los competidores del Rally Dakar 2015, que empezó hace algunas horas con la largada de vehículos desde la Casa Rosada de Buenos Aires, en Argentina, y continuará por Chile y Bolivia, para culminar otra vez en territorio rioplatense.
La pregunta de moda por estos días en las calles del país es si alguna vez viajaron a la capital de la provincia Antonio Quijarro, en el departamento de Potosí. Quien ha visitado el salar no puede al menos emplear los calificativos de impresionante, único, inolvidable, de otro mundo...
Su historia
Uyuni nació en Posta Vieja, a ocho kilómetros de donde se encuentra actualmente, un lugar donde reposaban los hatos de llamas que transportaban la plata de Porco y Potosí hacia los puertos del océano Pacífico. Los camélidos, de retorno a la Villa Imperial y pasando por Uyuni, igualmente llevaban cargamentos de sal para las minas del Cerro Rico, actividad que se desarrolló en el siglo XVI hasta mitad del XIX.
Los minerales que eran extraídos por la Empresa Minera Huanchaca (propiedad de Aniceto Arce, Gregorio Pacheco y Avelino Aramayo), la más grande del país en aquellos tiempos, eran transportados a través de los camélidos, lo que implicaba un mayor tiempo en el recorrido. Ello originó que se proyectase la construcción de un ferrocarril desde la costa del Pacífico hasta el país. De esa manera, el tendido de rieles de Antofagasta a Uyuni, en 1889, disminuyó el costo de transporte y contribuyó al auge de la minería de plata en el siglo XIX.
La historia dice que con los trenes en tierra uyunense también arribó gente de todos los lugares del mundo, por ello se planificó hacer una ciudad metropolitana. De esta manera, el 11 de julio de 1889, el presidente de aquel entonces, Aniceto Arce, promulgó una ley mediante la que se creó, finalmente, la “Ciudad de Uyuni”.
En una incursión organizada por el Viceministerio de Turismo, un grupo de 30 trabajadores de medios de comunicación del país recorrió el salar, con el objetivo de dar a conocer los principales atractivos del municipio y ser el enlace para que la gente viaje y conozca esta región.
El viaje turístico a través de esta tierra potosina comienza por la visita al Cementerio de Trenes, a tres kilómetros de la ciudad de Uyuni. Después de un recorrido de diez minutos en vehículo, los visitantes llegan a un paraje de tierra plana donde hay dos filas de decenas de vagones viejos.
El color predominante es el característico de los metales que se han oxidado con el tiempo y en la mayoría de los casos son solo corazas. De acuerdo con el guía turístico Eloy Pérez, las aproximadamente 60 locomotoras funcionaron desde 1945, cuando Uyuni tenía una gran importancia en la actividad minera, hasta 1994, cuando la Empresa Nacional de Ferrocarriles (Enfe) fue capitalizada, durante el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, y las máquinas dejaron de funcionar, para convertirse en un cementerio de locomotoras que transportaron a mucha gente durante el auge de la minería y el transporte férreo.
En la actualidad, los turistas, tanto nacionales como extranjeros, disfrutan de los armazones, pues suben o entran en los vagones para tomarse una fotografía. Como parte del deterioro y descuido de años pasados, la mayoría de estas estructuras tiene pintados grafitis de toda clase, pero ahora “el pueblo está cuidando que no se lleven partes de los trenes. Solo tienen autorización los que están restaurando las locomotoras, para lo que necesitan una boleta”, explica el guía de turismo.
El origen del salar de Uyuni tiene relación con la transformación de los grandes lagos de América. Hace unos 42.000 años el lugar formaba parte de un lago prehistórico gigante llamado Minchin, que más tarde se convirtió en el paleolago Tauca. Cuando sus aguas se secaron, originó dos lagos modernos, el Poopó y el Uru Uru, además de dos grandes desiertos de sal, el salar de Coipasa y el salar de Uyuni, el más grande del mundo.
Existen varias leyendas sobre el origen del salar. Una de ellas indica que Tunupa (una montaña ubicada al borde del salar) era una hermosa mujer, apreciada por todas las montañas y con muchos pretendientes. Ella se enamoró de uno de ellos, se casó y tuvo hijos. Hasta que pelearon y su marido se robó al niño recién nacido. La tristeza de Tunupa fue tan grande que sus pechos se desbordaron de leche y crearon el salar. Ella descansa al borde de este mar de sal y todos los años sus lágrimas traen las inundaciones anuales, lo que renueva el espacio y trae lluvia a las cosechas. Lo cierto es que el salar es una maravilla natural que atrae a los turistas nacionales y del exterior —más del exterior—, en un promedio de 60.000 visitantes al año.
Antes que nada, el visitante tiene que utilizar unas gafas solares para protegerse la vista, porque lo contrario es como ver un foco fluorescente de cerca.
En el trayecto hacia las islas y volcanes apagados dentro del salar se puede ver a las personas que extraen sal en bloques para luego tratarla y comercializarla.
En el transcurso del viaje, al mirar al horizonte, las afirmaciones de gente en el medioevo, que decían que la tierra era plana, encuentran sustento porque al final del salar solo se observa el cielo azul como próximo límite. Al admirar el horizonte, pareciera que uno se encuentra ante dos planos, uno blanco y otro azul, con bisagras hechas con los volcanes apagados y cerros que protegen esta maravilla.
Durante la época de lluvias, el salar se convierte en un espejo del cielo, un espectáculo de la naturaleza imperdible para cualquier persona.
Incahuasi
En el centro del salar se encuentra la Isla Incahuasi, un cerro donde hay cactus de hasta 12 metros de altura y cientos de años de vida, y desde cuya cima se puede observar playas con un inmenso y, aparente, mar salado.
En la cima también se puede admirar el volcán Tunupa y la Isla del Pescado, entre otros sitios naturales que atraerán este año a los visitantes hacia otro espectáculo, el Rally Dakar 2015.
En su versión 37, la competencia internacional pasará por segunda ocasión a través del territorio boliviano, con más de 400 corredores de 53 nacionalidades distintas. El país recibirá motos, cuadriciclos y autos los días 10, 11 y 12 de enero, con el salar de Uyuni como la principal atracción.
Uyuni, el lugar donde descansaban los camélidos, ahora es el espacio adonde llegarán miles de visitantes de todas partes del mundo, para observar el Dakar 2015 y una de las maravillas del planeta.

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